La igualdad en la diferencia

*- Recorte personal de la realidad “pairolistica” -

Nada más común para uno y diametralmente extraño para los demás que haber nacido iguales, bueno mellizas.

Podemos decir que el mundo ha despedazado la individualidad de dos personas por simplificar y unirlas en una expresión plural: las mellis.

El mundo más lejano no es sólo el que ha atentando contra la diferencia sino que todos apuestan por la igualdad.

En mi casa, se invita a la gente a dormir con una frase que encierra la verdadera cortesía: venite sino hay camas, total las mellizas duermen juntas! ( no importa si mediamos 30 centímetros o ya pasas el metro y medio).

A la hora de los regalos… la economía de la igualdad una técnica para cuidar el bolsillo. Un pantalón para la más grande, una remerita para la más pequeña y para que no se peleen un par de medias para las mellis: ¡si total calzan igual!.

Los gustos musicales, no busquemos diferencias y problema: si Nino Bravo y Los Pericos tienen una versión de un beso y una flor.

Los demás en la calle, seguro que te ven igual. Es más fácil que te hayas hecho la permanente, cambiar morocha por rubia, operado la nariz respingada, sacado el lunar entre la cejas, dejado de ser bizca y superado el zezeo definitivo a poder imaginar que no seas vos.

A la hora del romance… el imaginario popular se centra en que seguramente, porque son igualitas!!!, te da lo mismo engancharte un tipo que te guste que comerte, por picardía, el baqueta del novio de tu hermana.

En mi casa la frase más común es: vos y tu hermana, por consecuencia compañeras de penitencias merecidas y ajenas pero dúo difícil de combatir a la hora de la retaguardia.

Ni para que hablar de las frases divulgadas que parten de un: son tan iguales pero que luego se vuelven competitivas y cizañeras : como ¿quién es la más buena?, ¿quién es la más inteligente?… … ¿quién es la más estudiosa?, y ¿la más linda? … olvídense obvio siempre voy a decir que soy Yo.

Pero bueno, esto de nacer iguales tiene cosas maravillosas, desde disfrutar la vida al mismo ritmo hasta compartir ropero y multiplicar conjuntos.

Pero lo más importante es que aunque a los demás les cueste, nosotras las vemos y disfrutamos de tener diferencias.

Por María Lucia Pairola

Dedicada a mi hermana melliza PIa

TODOS A COMERRRRRRRRRRRRRRR!!!!

“Son la 9 de la mañana de un domingo radiante. Brisa suave, para culminar este fin de semana con un delicioso asadito familiar”, propone un animador desde el radio despertador de la pieza más grande de la casa.

Las persianas se levantan. El sol, impertinente, interrumpe el placido descanso de alguno de los futuros comensales.

Zambas, pasos dobles, chacareras y malambos, son la musicalización dominical perfecta de muchas casas argentinas.

“ ¡Todos arriba!”, se siente el retumbar de una potente voz masculina, que parece no tener ánimos de volver a decirlo. ¡ Es domingooooooooooooo!, se dispara  como respuesta al unísono de los más jóvenes de la casa. Minutos después con caras largas, cabellos revueltos y sin opción alguna, se los ve entrar en la cocina arrastrando las pantuflas.

Cae el carbón sobre el asador y comienza la “hazaña dominguera”.

Las mujeres preparan la variedad de ensaladas. Ya el panadero se deshace de las últimas varillas y los restos de criollos, mientras los vecinos se pelean por ser uno de los beneficiados.

La abuela - algo sorda ya- llega dos horas antes de lo previsto.

El calor de las brazas indica que la carne debe ser puesta sobre la parrilla, cuando el “tic tac” del reloj comienza la cuanta regresiva.

Las tías comentan las últimas novedades de las telenovelas y se divierten hablando de las vidas de otros. Mientras tanto los hombres pasan horas compartiendo la variedad de técnicas para asar y aventurándose en los resultados del fútbol.

La mesa esta puesta. El vino en su lugar.

Los hombres por un lado, las mujer por otro y algunos jóvenes les toca, otra vez, sentarse en la mesa de los niños.

“¡Un aplauso para el asador!”, grito típico que señala el permiso para comenzar a “devorar”.

Discusiones de política, religión y de la juventud de hoy son los “tópicos” más comunes en el tablón familiar.

Llega la ensalada de fruta y la sobremesa infaltable. Algunos con guitarra en mano se aventuran a ponerle alegría a la pronta despedida.

En el patio, el panorama es desolador: la parrilla vacía y las brazas van perdiendo el color que hace menos de dos horas, regalaban.

Sin poder retenerlo se acabó el domingo, pero por suerte ya falta menos para el próximo asado.

Celebración

Pintura: Marco Bahamonde -Pasos-
Texto: Maria Lucía Pairola

Hoy te busqué. Pero vos me encontraste haciéndote pan, deseando entregarte.

Dulce custodia que te abriga dando paso al abrazo. Yo de rodillas atestiguando tu Amor.

Amor que no entiendo y me provoca

Amor molienda y yugo

Amor desierto y tempestad

Amor cruz y Amor silencio, que en la aparente derrota el brote se hace espacio y la ausencia sin lugar.

No te entiendo y te miro.

Mi razón, espejo que no oculta el desvelo, busca el escape,

le teme al abismo.

Pero tu voz se niega a las orillas y desafía lo encallado.

Desamarro y en el agua se desnuda lo que soy: arcilla, simple arcilla.

Que incomprensible que en ese lugar me pidas, pretendas opciones

y que emprenda caminos.

Insistís en el llamado, sin destrezas ni habilidades sólo adhesión:

esa espera transformadora de “aparente estatismo”.

De rodillas te miro cuerpo y no entiendo

te miro sangre y me revelo

te miro entrega y me silencio

Te reconozco Rey y yo de tu dominio.

Y allí, mi dulce “Emanuel” de rodillas me alcanzaste y postrada

 me entregué:  

Cordero generoso, oblación y vida que en tu mesa celebre.

Brindis

Pintura: Fernandez & Beiro
(sebasmadrid.blogspot.com)
Texto: Maria Lucía Pairola















Intento dormir, busco callar el pensamiento
que bucea el recuerdo,
revive matices y suspira lavanda.

Me quedo velando,
temo perder la foto perfecta que encierra la escena
que tapó al murmullo

Un tren de luces me trae de vuelta,
se quita el velo que envuelve el deseo,
de un par de copas llenen esa mesa vacía.

Fui sarmiento, soy vid,
hoy vino nuevo de delicada textura.

Agua del cielo

Arraial do cabo (brasil 2008)

Foto y texto:  Maria Lucia Pairola

Me asomé al paraíso.
Caminé descalza, lacrando rastros atalcados que
me regresaron en el tiempo.
Mientras el agua buscaba lo que le pertenecía…
mi miedo.

El corazón desbocado ,
soñaba el encuentro,
deseaba abarcarlo todo,
pero mi humanidad quedo expuesta.

El sol teñía el agua de esmeralda y turquesa;
bella acuarela, de trazos briosos , que aun distingo.


Al olvido condeno el gozo si lo callo
porque anhelo el regreso al edén de algodones
que ayer sólo vislumbre.

Mi mamá me mima

Lo había pensado y hoy tenia ganas de recordarlo

Edipo sin resolver. Discusiones matrimoniales. Detrimento de cocinera. Comparaciones sin límite. Frases como ¡ mi mamá me entendería!, ¡me voy a lo de mi mamá!, ¡todo menos la vieja!; esto y más encierra el “ser argentino de hijo”, frente a la máma “celeste y blanca”.
Los hombres de esta tierra, demoran el “destete”, al ritmo de los cambios físicos (la barba “púber”, los granitos “chocleros”), van renovando su vestuario, gustos musicales y hasta incorporan la bebida. Pero lo más difícil es conseguir el despegue a la “jefa de la manada”.El niño emite su primer vocablo: “ma..ma.. mamá”, en la escuela aprende a escribir sus primeras palabras: “mi mamá me mima”; en la adolescencia la defiende con uñas y dientes, alentado por canciones populares que dicen: “nadie se atreva a tocar a mi vieja…”. Al entablar una relación de pareja, su presencia inunda el hogar: “¡mi mamá lo hacía de otra forma!, ¡ a mi mamá le sale más rico!, ¡mi mamá me planchaba de otra manera!... ¡ MI MAMÁ, MI MAMÁ, MI MAMÁ!.Las mujeres argentinas odian esta situación… pero frente a esto hay un solo consuelo. En el círculo de nunca acabar, ¡DESPUÉS DEL SUFRIMIENTO DE ESPOSA COMPARADA, VIENE LA ALEGRÍA DE SER LA MAMÁ PERFECTA!

Enamoranzas (dicen que es tomar un mate con dos bombillas)

Pintura: Enamorados por: Emilio Moreno

Texto: Lucia Pairola

Busco al sueño, creo sospechar que lo deje en tus ojos.

Alcanzo la cordura que por momentos me abandona y revolotea en tu sonrisa.

Imagino no te darás cuenta de que las lagrimas y el sudor se mezclan en el momento que mi mirada encuentra tu cuerpo, que mis sentidos descubren tu perfume.

Allí me quedo, en el letargo y el suspiro, intentando descubras lo que mis sueños esconden, lo que mis labios anhelan, lo que mis días fantasean.

En ese lugar, sólo tu abrazo espantará los miedos, sólo tu voz disipará las nubes y tú como simiente, fortalecerás mi rotundo y aún incipiente sí.