Dedicarme a la escritura quizás no fue muy sensato de mi parte. En el momento donde encontré que la pluma y el papel tenían la capacidad de devolverle la magia a este corre

A penas pose la pluma sobre el papel, algo mágico ocurrió. La tinta comenzo a desplegarse como garabatos, formando una palabra, gestando una idea, moldeando una historia; luego haciendo carne un personaje. Y así fue… horas y horas viviendo vidas prestadas, imaginando palabras que desearía escuchar, prendiendo velas que soñé encender y rozando mi piel hasta la aurora, de ese alguien ha quien nunca poseí.
Pero … maldito ese día donde descubrí que al terminarse una historia, moría de nuevo e irrumpía la melancólica noche.