( foto: "La mirada del prisionero")
La realidad supera la ficción. A veces se me ocurre creer y dejar que las cosas sucedan. Otras veces me revelo contra la realidad y topo con la ignorancia y las “tetas balcon” reclamando un lugar en la “sala de parto” de la democracia argentina.
Superada por la agonía lenta de pensar que quizás otra vez se llene la primera fila con personajes nefastos, por su pasado inquisidor de humildes y emergentes o por sujetos expertos en vidrieras, tantra y humor del más bajo.
Pero mi preocupación no sería tal, sino supiese que el sentido común es el menos común de los sentidos.
Me cuelo por el cabello de la democracia y le susurro al oído:"cuanto amo tu libertad aunque le temo a la cobardía de muchos, que no se animan a dejarlo todo por no dejarnos a todos".
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