Cuestión con la que debe lidiar un periodista minuto a minuto, pues ese instante se esfuma y el olvido toma el espacio cedido.
Suceso simple de explicar, ya que la noticia siempre es vieja: si es el reflejo de la realidad, ya te estoy contando el pasado.
Ok, se ve que es la misma vara con el que se valora al trabajador del teclado y tacos gastados del caminar del discurso y el asfalto, aunque muchos lo confundan con el ejercicio muscular del levantamiento del teléfono.
Aprendí una cosa: Hoy sos la luz y mañana de nuevo el abismo.
1 comentarios:
Es cierto, y en estos casos, aunque parezca insignificante para las luminarias, importa el egoísta y privado sentimiento de satisfacción por el trabajo bien hecho.
¿Parece una frase hecha, no? Pero es el único bastión al que aferrarse en circunstancias donde el mundo exterior parece conspirar para destruir vocaciones, para alienar la esperanza y para amedrentar la pasión de este trabajo.
Circunstancias donde impera la frase "No me digas cuán fuerte has trabajado, dime cuánto has logrado". Exitismo, que le dicen.
Sería una pena vivir sólo pendientes de ello.
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