Las cosas que a uno se le ocurren pasan por lo cotidiano o por los recuerdos, siempre es lo mismo. Pero pienso en voz alta y me animo a confrontar con lo preestablecido y a escribir sobre el futuro. Sí, de eso que no conozco y al que le temo, pero con sinceridad no me preocupo ya que nací para que eso pasase.
Antes del recuento, entre nosotros: No se si le temo a la alegría de un presagio cumplido o a la locura del derrumbe de los sueños.
…. Pies descalzos y voz entrecortada. Lágrimas encerradas y palabras silenciadas. Primaveras amordazadas y febreros sin champagne.
…. Desnuda así me quedo, pero revestida por alondras que juguetean a ser caricias entre las historias que no fueron.
… Así me quedo, con el abrazo implorado y el vientre aferrado al luto por dar muerte definitiva a la esperanza de un nuevo despertar.
María Lucía Pairola.-
miércoles, noviembre 02, 2005
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2 comentarios:
Muy groso!!! Sale la poeta que todos quisimos ser.. adelante! que el vientre no es sólo para irse por él
bien ceci, concuerdo contigo, sobretodo lo de irse de vientre!!!!!!!!!!
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